Una gran desconocida que tiene mucho que mostrar. El combinado perfecto entre naturaleza y cultura. Para muchos turistas, Bulgaria sigue siendo uno de los países europeos más desconocidos, pero, en realidad, su variada oferta turística no deja indiferente a nadie. Su entorno natural y cuidados paisajes, así como su rico patrimonio cultural, harán que tus vacaciones en familia conviertan a Bulgaria en un destino perfecto para disfrutar de actividades al aire libre y para jugar a ser arqueólogos. Bulgaria nos presenta una naturaleza en la que podremos desarrollar multitud de actividades para el goce de toda la familia: paseos a caballo, observación de aves o excursiones en kayak nos acercarán a sus espectaculares paisajes. Desde el Parque Nacional del Pirin, patrimonio de la humanidad por su típico paisaje kárstico de los Balcanes salpicado por multitud de lagos, cascadas, grutas y bosques de coníferas, hasta la Reserva Natural de Srébarna donde en su gran lago adyacente al Danubio podremos observar más de cien especies de aves, parada obligatoria en sus rutas migratorias.
El verano es la mejor estación para poder disfrutar con toda la familia de las magníficas playas del mar Negro: La ciudad de Varna, conocida como “la perla del mar Negro”, Nesebâr, una auténtica localidad que se ha convertido en museo por su encanto pintoresco o el complejo Zlatni Pyasâtsi, uno de los más bellos de Europa, nos descubrirán un mar que se convertirá en un compañero de viaje imprescindible. La rica historia de Bulgaria nos llega a través de su amplio legado, y es que ha sido testigo del paso de numerosas civilizaciones ya desde la antigüedad. Túmulos neolíticos, tumbas y santuarios tracios, restos de ciudades romanas, castillos y fortalezas medievales y bizantinas, iglesias y monasterios serán una continua sorpresa. Las fortalezas de Shumen y Kaleto, el monasterio de Rila, el anfiteatro romano de Plovdiv, las tumbas tracias de Svechtari y Kazanlak o la riqueza artística de Sofía, son la demostración de que unas vacaciones en Bulgaria siempre merecen la pena. Un destino, en definitiva, muy atractivo si lo que buscamos son unas vacaciones familiares perfectas en las que tengan cabida tanto el disfrute de los recursos de la naturaleza como el descubrimiento de su gran riqueza cultural.
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