Aunque sea verano y los niños no tengan colegio al día siguiente, acostarse pronto también es muy importante durante las vacaciones ya que puede marcar la diferencia a la hora de desarrollar problemas de obesidad. A la hora de mantener un estilo de vida saludable durante unas vacaciones con niños hay muchas alternativas. Gracias al calor y el buen tiempo típico de esta época del año nos puede resultar más fácil hacer que coman fruta a la hora de merendar o entre comidas. Animarles a cambiar las pantallas del teléfono móvil y la televisión por cualquier tipo de actividad física también es algo mucho más sencillo durante el verano. Y para acabar, no retrasar demasiado la hora de irse a la cama, algo un poco más complicado en estas fechas debido a la falta de obligaciones y la tardía puesta del sol.
Este último consejo no solo está relacionado con la necesidad de mantener una cierta rutina en los horarios durante tus vacaciones familiares, sobre todo para que no les cueste demasiado la vuelta al cole al finalizar el verano. Según un estudio realizado por The Journal Of Pediatrics, los niños, especialmente los más pequeños (hasta los 5 años más o menos) se encuentran en un momento crítico en el que se adquieren muchos de los hábitos de vida que se mantendrán a lo largo de la adolescencia y la edad adulta. Por este motivo tienen menos posibilidades de desarrollar un problema de obesidad en el futuro si se van a la cama antes de las 8 de la tarde, que aquellos que permanecen despiertos hasta pasadas las 9 de la noche.
El estudio se realizó con casi mil niños nacidos todos ellos en 1991. Se registraron su altura y su peso a los 5 y los 15 años y solamente un 10% de quienes habían mantenido el hábito de irse a la cama temprano durante la infancia presentaban obesidad en la adolescencia. Según más se iba retrasando la hora de acostarse, el porcentaje de niños que presentaban obesidad diez años más tarde subía. El porcentaje llegaba hasta el 23% en los niños que se acostaban más tarde de las 9 de la noche.
Según este estudio, el riesgo de padecer un problema de sobrepeso, comienza a gestarse en la edad preescolar y en un alto número de casos comienza a manifestarse en la adolescencia. En el estudio podemos observar que solamente con una hora de diferencia en el momento de acostar a los peques, el porcentaje y la posibilidad de sufrir problemas de obesidad se multiplica por dos. Por eso durante los viajes familiares debemos intentar, en la medida de lo posible, coger rutinas y no cambiar las horas de acostarse continuamente. Lógicamente, durante el verano podemos ser algo más flexibles y en días puntuales (las fiestas del pueblo, una película que tenían muchas ganas de ver…) se puede romper esa rutina de sueño durante un viaje con tus hijos.
Los expertos también aseguran que una hora temprana de irse a la cama suele marcar una noche de sueño más larga, con un total en torno a las 10-11 horas por noche recomendadas durante la infancia. Es importante dejar claro que los datos del estudio no revelan que irse a la cama temprano prevenga la obesidad, sino que irse a la cama demasiado tarde incrementa el riesgo de los niños de padecerla en un futuro.
Con todos estos datos podemos afirmar que una buena rutina en el sueño de los niños se encuentra en el mismo grupo de hábitos saludables que la alimentación y la actividad física, ayudando a los niños a crear un día a día consistente y a poner límites a lo que hacen desde por la mañana hasta por la noche. Esto también nos beneficia a nosotros, los padres, a la hora de organizar nuestro día. De ahí la importancia de mantener estos hábitos en el tiempo, incluso mantenerlo durante las vacaciones en familia de verano. Algo tan simple como disponer de tiempo al final del día puede marcar la diferencia entre comer saludable o por el contrario optar por comida rápida, poco saludable.
¿Y mis hijos adolescentes también tienen que acostarse pronto?
Seguro que después de leer sobre este estudio del sueño en los niños te estés haciendo esta pregunta. A medida que los peques van creciendo, los patrones de sueño se van ajustando hasta que se topan con la pre-adolescencia, una etapa en la que los cambios hormonales son el factor principal. Estos cambios hormonales alteran tanto el sueño como el consumo de energía a lo largo del día. Por esta razón un adolescente puede acostarse más tarde que cuando tenían una menor edad. A pesar de esto, nunca deberían dormir menos de 8 horas diarias.
En resumen, el sueño es un factor muy importante a la hora del buen desarrollo fisiológico de los niños, y por eso, en verano, durante los viajes en familia, debemos cuidar de que las rutinas de sueño se vean afectadas lo menos posible.
Comments are closed